Recientemente, surgió la teoría de que no deberíamos comer tan a menudo y que tres comidas al día serían más que suficientes. Algunos creen que comer dos veces al día también sería una opción viable, argumentando que unas pocas comidas saciantes resultan más satisfactorias que seis comidas muy limitadas (y el ayuno también tiene beneficios para el cuerpo).
Aunque estas teorías pueden ser cuestionadas, sobre todo, es crucial usar el sentido común. Si nos da hambre si no comemos nada entre el desayuno y la comida, lo lógico es comer a media mañana para evitar devorar este mundo y el siguiente a la hora del almuerzo. Pero si no tenemos hambre, podemos saltarnos esta comida intermedia y optar directamente por un almuerzo equilibrado. Lo mismo podría decirse de la merienda: la idea con esta última no es comer mucho, sino comer lo suficiente para no llegar a la cena hambrientos.
Por otro lado, más que el número de comidas, también es muy importante la cantidad de calorías que consumimos durante el día, así como el tipo de alimentos que elegimos (si son ricos en fibra, vitaminas, minerales, entre otras cosas).
Por ello, quizá lo más sensato sea, sobre todo, consumir las calorías que nuestro cuerpo necesita para funcionar plenamente, a través de alimentos nutricionalmente ricos, repartidos entre cuatro y seis comidas al día, dependiendo del hambre que tengamos.