¿Acumulas tareas con frecuencia? ¿Tienes ropa desparramada por tu habitación? ¿Cuánto tiempo llevas con tu vida hecha un desastre? No te preocupes. Siempre hay tiempo para aprender más sobre organización (aunque estemos convencidos de que ya lo somos).
Ser puntual, saber siempre dónde dejas las cosas y disfrutar de una casa ordenada son hábitos que pueden ayudarte, pero al final se trata de tomar el control de tu vida y establecer una rutina diaria sólida.
Haz tu cama cada mañana.
Está comprobado que tender la cama cada mañana ayuda a tranquilizarse y aporta más positividad al día. Además, lava todos los platos acumulados en la cocina; una cocina limpia y organizada te dará más ganas de cocinar.
Eliminar, reducir y simplificar.
Ya sea que tengas una sala de estar caótica, platos sin lavar en la cocina o ropa tirada por el dormitorio, lo cierto es que esta realidad también se extiende a tu tiempo y a tus proyectos. Elimina lo que no necesitas y evita acumular cosas que solo ocupan espacio. El desorden externo a menudo significa desorden interno. Simplifica y prioriza las cinco tareas más importantes de tu día.
Tenga a mano un bloc de notas.
Al anotar una tarea, reducirás la probabilidad de olvidarla. No esperes que tu mente lo recuerde todo. Mejor, anota tus tareas en un cuaderno y llévalo contigo a todas partes. Tomar notas cuando escuches algo que no quieras olvidar es esencial para una vida organizada. Haz listas de compras, tareas y pensamientos aleatorios.
Elige un lugar donde dejar siempre tus cosas.
Elige un lugar específico en tu casa para dejar tus pertenencias esenciales (llaves, teléfono, billetera, etc.). Esta estrategia evitará retrasos al salir al trabajo o a cualquier otra cita.
Crea más espacio.
Una de las mejores maneras de crear más espacio de trabajo es maximizar el espacio vertical. En lugar de tener solo unos pocos estantes para guardar cosas, sube todo hasta el techo. Así, guardarás lo que necesites con menos frecuencia en los estantes más altos.
Gestiona bien tu tiempo.
Intenta completar las tareas importantes durante los momentos tranquilos del trabajo. Concéntrate en tus tareas cuando tu energía esté al máximo y deja los compromisos menos exigentes para otras ocasiones. Concéntrate en la sensación de logro que sentirás al terminar el trabajo.
Sepa cuándo parar.
Un buen nivel de organización requiere mucha energía. Para lograrlo, es crucial saber cuándo parar. Programa descansos cortos a lo largo del día. Esto te permitirá mantener la vitalidad necesaria y recargar las pilas antes de dedicarte en cuerpo y alma a tus proyectos.
No hagas todo a la vez
Cuando intentamos hacerlo todo a la vez, nuestra atención se divide y no podemos concentrarnos plenamente en nada. Por lo tanto, cuantas más cosas hagamos a la vez, más lento será el proceso hasta que lo completemos todo. Una cosa a la vez siempre es la mejor opción.
