El fin de año suele ser un momento en el que nos fijamos metas y nos entusiasmamos con la idea de un nuevo ciclo. Sin embargo, aunque escribir una lista de propósitos puede representar un sinfín de nuevas posibilidades en el horizonte, lo cierto es que las metas que nos fijamos no siempre se cumplen: a veces porque son poco realistas; otras veces, porque la vida nos obliga a elegir otros caminos y cambia nuestras prioridades.
Al crear una lista de propósitos de Año Nuevo, nos centramos en el mañana y planificamos nuestros deseos para el futuro; al hacer una lista de agradecimientos por todo lo que hemos logrado hasta ahora, transportamos nuestra energía al momento presente.
La psicología positiva reconoce los beneficios de practicar la gratitud de forma recurrente para nuestro bienestar mental. Hay un enorme poder en apreciar y agradecer lo que tienes hoy, en lugar de centrarte en lo que aún no has logrado. Esta actitud ante la vida te hará sentir mejor y te ayudará a alcanzar las metas que te has propuesto.
Una conciencia poderosa
¿Has notado que cuando le das más sentido a tus acciones, te sientes más motivado para llevarlas a cabo? No se trata de conseguir un ascenso, seguir una dieta saludable o comprar la casa que te llena: se trata de sentirte bien contigo mismo y esforzarte por liberar todo tu potencial para mejorar como persona.
No hay motivación más poderosa que seguir persiguiendo tus sueños con la prueba concreta de todo lo que has logrado el año pasado. Sentir que todo es posible y que tus aspiraciones más profundas se están haciendo realidad es una sensación poderosa y verdaderamente inspiradora. Es el combustible que necesitas para seguir adelante.
La gratitud debe ser una práctica constante
Los beneficios de la gratitud no son inmediatos. Las prácticas de reflexión consciente deben cultivarse no solo en momentos importantes, como fin de año, sino con regularidad y, si es posible, a diario. Agradecer las cosas más sencillas de la vida solo toma unos segundos, pero puede tener un gran impacto en nosotros y en nuestra forma de vivir.
Reemplace las resoluciones con intenciones
Cuando piensas en tus propósitos de Año Nuevo, ¿qué te viene a la mente? ¿Obligaciones, sueños o simplemente metas que se pierden en el olvido? Un propósito puede ser a la vez motivador y agobiante, ya que lo que deseamos rara vez resulta exactamente como lo imaginamos.
A menudo descubrimos que propósitos como empezar a hacer ejercicio o hacer dieta no duran más que unos días o semanas. Esto sucede porque una decisión de último minuto no tiene el peso suficiente para generar un cambio significativo en nuestras vidas.
En esencia, los propósitos de Año Nuevo nos hacen creer que la felicidad sólo se alcanzará cuando lleguemos al futuro, haciéndonos olvidar que lo único que realmente tenemos es el presente.
Una intención puede ser más poderosa que una resolución porque nos centra en el camino, no solo en el destino: se trata de enfocarnos en lo que tenemos y dónde estamos ahora mismo, en lugar de dirigir nuestra energía hacia el lugar o la situación que experimentaremos dentro de seis meses. Céntrate en el propósito asociado a tus metas para lograr resultados más positivos.
Cómo establecer una intención
1. El primer paso para crear nuevas intenciones es descubrir qué te hace feliz al despertar, qué te llena de alegría cada día y qué te motiva de verdad. Anota en un cuaderno todo lo que te apasiona y comparte tu compromiso con tus seres queridos para que te ayuden a mantenerte enfocado.
2. Piensa en pensamientos positivos.
3. Haz afirmaciones positivas diariamente.
4. No fuerces los resultados y acepta lo que el Universo tiene reservado para ti.