Ostras, fresas y chocolate. ¿Qué tienen en común estos alimentos? Supuestamente, son afrodisíacos. Sí, se dice que todos pueden aumentar nuestro deseo sexual. ¿Pero es cierto? Hemos decidido intentar encontrar la respuesta con respecto al chocolate.
Siempre hemos asociado este alimento con propiedades afrodisíacas, algo que proviene del pasado de la cultura occidental. Sin embargo, lo cierto es que el chocolate es uno de los alimentos más complejos del mundo, lo que dificulta comprender plenamente todos sus efectos en nuestro organismo. Se sabe que este ingrediente contiene flavonoides (antioxidantes de la misma familia que el té verde y el vino tinto) y que cuanto más oscuro es el chocolate, mayor es su poder antioxidante, algo que beneficia enormemente nuestra salud.
Se demostró que los "dulces del amor", como también se les conoce, producían opiáceos naturales (precursores del bienestar) en el cerebro. Este hallazgo también podría estar relacionado con sus propiedades afrodisíacas, aunque no hay certeza al respecto.
Los científicos argumentan que las propiedades afrodisíacas del chocolate se deben a varios ingredientes químicos que contiene: triptófano, un componente de la serotonina (una sustancia química cerebral involucrada en la excitación sexual), y feniletilamina (también conocida como la "hormona del amor"), que se libera en nuestro cerebro cuando nos enamoramos. A pesar de esto, se cree que la cantidad de estas sustancias en el chocolate no es lo suficientemente significativa como para tener un efecto significativo en nuestro deseo sexual.
La mayoría de los estudios realizados para llegar a conclusiones más contundentes sobre el aumento de la libido a través del chocolate no demuestran esta capacidad de forma significativa. Además, los investigadores creen que esta cualidad que atribuimos a este alimento es meramente psicológica y no algo que se manifieste físicamente.
La buena noticia es que, aunque el chocolate no sea el estimulante sexual que siempre nos han vendido, podemos usarlo para darle un toque especial a nuestros encuentros románticos; nunca dejará de ser un alimento sensual. Así que no dejes de regalar o recibir la tradicional caja de bombones en San Valentín, porque, en realidad, no son los químicos los que nos hacen más capaces de amar y hacer sentir bien a los demás.
Encuentra una buena razón para hacer el chocolate que quieras, cuando quieras.
