Pensar que el amor dura para siempre equivale a tener expectativas de perfección y cuentos de hadas, creando potencialmente la ilusión de un mundo encantado donde las relaciones nunca fallan, donde la gente solo se enamora una vez en la vida, donde solo hay un amor verdadero. En las relaciones, como en la vida, cada día está lleno de imprevisibilidad, aprendizaje, compartir, fracasos y sueños.
Deconstrucción de cuentos de hadas
De jóvenes, experimentamos lo que se conoce como desamor, un período de "fin del mundo", característico de la adolescencia. Todo se vive con intensidad, y las lágrimas invaden las noches, que se vuelven largas, frías y solitarias. Pero, por extraño que parezca, pasa. Casi como por arte de magia, la vida continúa. ¿Cómo y a qué se debe esto? La capacidad de adaptación y superación no es visible a simple vista, y aunque cada caso es único, es común que las relaciones más fugaces se superen con mayor rapidez y eficacia. Sin embargo, también puede ser en esta etapa del desarrollo donde se dejan cicatrices que influyen en futuras relaciones.
En una fase más madura, el cuento de hadas puede convertirse en una historia de terror: las rupturas adquieren un nuevo peso y comienza una fase de fracaso, culpa, insatisfacción, incomprensión, soledad y miedo. Preguntas como "¿Qué hice mal?"; "¿Por qué me hizo esto?"; "¿Es culpa mía? Es culpa suya."; "¿Qué voy a hacer ahora?"; "¿Qué dirán?" inundan la mente de la persona, y puede manifestar síntomas de depresión y ansiedad. Cada persona parece perder el derecho a simplemente dejar de gustarle alguien, perder su encanto, darse cuenta de que las expectativas y los objetivos son diferentes, que hay más por descubrir, más por vivir, y que ambos pueden ser más felices.
La búsqueda de la felicidad y el miedo al final
Todos tienen derecho a buscar la felicidad. ¿Cuál sería el propósito de la vida si no lo fuera? El problema empieza cuando depositamos nuestro propósito vital en otra persona, cuando nos proyectamos en los demás. Cuando eso termina, surgen innumerables preguntas, como "¿Quién soy sin ellos? ¿Cuál es mi proyecto de vida?". Aquí es donde llegamos a la etapa difícil.
Muchas personas mantienen relaciones durante años por miedo: miedo a no encontrar a nadie más, a no ser amadas ni aceptadas, a sentirse abandonadas y a quedarse sin apoyo. En contextos más extremos y perturbadores, puede producirse maltrato físico y psicológico, como revelan los casos de violencia doméstica.
El miedo a no existir sin él, el miedo a no poder vivir sin él, el miedo a no poder vivir sin él. En resumen, el miedo a que empezar de nuevo sea demasiado doloroso. El miedo a lo que piensen o digan los demás atormenta a muchos hombres y mujeres atrapados en la dependencia emocional y en la fantasía social de que una buena publicación en un buen día los mantendrá unidos durante los 364 días restantes del año.
El miedo, caracterizado como una emoción primaria (innata), puede, en ciertos momentos de la vida, adoptar otras formas. Esta sensación existe en las personas para alertarlas de situaciones peligrosas. Sin embargo, el tipo de miedo descrito aquí no cumple este propósito, dejando de ser un miedo adaptativo y útil para convertirse en un miedo dañino, ya que impide a la persona responder de maneras que buscan el bienestar y la calidad de vida.
Superar un miedo puede ser una tarea difícil, pero no imposible. Las emociones desempeñan un papel importante en el desarrollo del aprendizaje, ya que el contacto con ciertas experiencias emocionales desencadena un aprendizaje emocional que guiará la elección de respuestas emocionales adecuadas en el futuro. En las relaciones, una ruptura no define quién eres ni de qué eres capaz; simplemente significa que dos personas pueden ser más felices y tener más éxito con los demás. Y, aunque al principio pueda dar miedo, es posible superarlo y encontrar un propósito en lo que vale la pena en uno mismo.
Piénsalo: si te cuidas, si luchas por tus sueños, si disfrutas de tu propia compañía, si te amas, ¿será más fácil prepararte para una nueva relación, un nuevo aprendizaje, una nueva aventura? Algunos infinitos son más grandes que otros... Lo importante es que no te sacrifiques por nadie.
Texto: Vanessa Pinto | Psicóloga Clínica y de la Salud | CP nº 24523 | Instagram: @vp_psicologaclinicaedasaude
Vanessa Pinto es psicóloga clínica y voluntaria en APAV, trabajando también como Técnico en Atención a Víctimas de Delito, ayudando a muchas mujeres en el proceso de terminar sus relaciones y reconstruir sus proyectos de vida, para que puedan ser empoderadas, independientes y felices.