Proteger tu piel del sol y la contaminación requiere una estrategia de cuidado facial tan rigurosa como las necesidades de cada tipo de piel. Sin embargo, hay aspectos que nunca debes descuidar. Sigue leyendo para descubrirlos.
Limpieza
Es importante comenzar aplicando agua micelar o un gel limpiador, ya sea en crema o espuma. Las texturas cremosas suelen ser más adecuadas para pieles secas, mientras que las texturas en gel, en cambio, están diseñadas específicamente para pieles grasas. Usa un tónico para asegurar una tez uniforme, además de calmar y revitalizar la piel, sellando esta primera fase de la mejor manera posible. Si deseas una limpieza aún más profunda, asegúrate de usar un dispositivo de limpieza facial, como Foreo .
Hidratación y tratamiento
Hidratar y cuidar: el paso más importante para lograr una piel radiante este verano. Y como es un momento esencial, es recomendable hacerlo durante unos minutos, casi como si fuera parte de un ritual meditativo. ¿Te lo imaginas? Hidratar no tiene por qué ser una tarea ardua.
Comenzar con una capa de loción humectante para preparar la piel y mejorar la absorción del producto, permitiendo que todos sus nutrientes penetren profundamente en todas las capas de la dermis.
Si tu piel es propensa a irritaciones o enrojecimiento, considera usar un elixir adecuado para combatir estos problemas, especialmente porque pueden empeorar tras una exposición solar intensa. Aplica este producto con un gesto similar al que usas al escribir en el ordenador, dando suaves toques con las yemas de los dedos, cubriendo el contorno del rostro y la zona T con varios toques, y terminando con una ligera presión.
Protección solar
Tras completar los pasos anteriores, es fundamental tener a mano una crema hidratante con FPS. Existen productos de este tipo, diseñados específicamente para proteger la piel en entornos urbanos o naturales, que incorporan una serie de filtros que protegen no solo de diferentes tipos de radiación, sino también de la contaminación.
Además de todo esto, beber al menos dos litros de agua al día también es fundamental para la hidratación. Aunque nuestro cuerpo está compuesto por aproximadamente un 65% de agua, beber ocho vasos de esta bebida, con o sin limón, es importante. Sin embargo, no hay evidencia concluyente sobre su efecto positivo directo en la piel, salvo que es uno de los mejores vehículos para transportar oxígeno y nutrientes, al tiempo que irriga el órgano más grande del cuerpo.
Podemos resumir un tratamiento hidratante para nuestra piel en dos pasos esenciales: el primero consiste en evitar agentes irritantes o deshidratantes que puedan alterar el manto lipídico; el segundo, a su vez, se centra en aportar agentes hidratantes, en forma de crema o mascarilla.
Ácido hialurónico, tu mejor amigo
Los cosméticos que mejor ayudan a hidratar el rostro son las fórmulas que contienen ácido glicólico, que actúa como un agente renovador de la piel, dándole un aspecto más cuidado. Algunos antioxidantes, como la vitamina C, neutralizan la oxidación de la piel, promoviendo a la vez una apariencia luminosa e hidratada.
El ácido hialurónico, a su vez, es una de las mejores moléculas para la hidratación, aunque no penetra la barrera cutánea, permaneciendo únicamente en su capa más superficial. Este ácido también tiene una enorme capacidad para captar agua, proporcionando un aporte inmediato de hidratación.
Es fundamental evitar el agua muy caliente, ya que irrita la piel y provoca mayor deshidratación. En su lugar, usa agua fría, que provoca vasoconstricción (contracción de los vasos sanguíneos), mejorando así la microcirculación cutánea. Por último, simplemente aplica una crema hidratante y deja que sus ingredientes activos hagan el resto.
Lo mejor que podemos hacer por nuestra piel es cuidarla: primero, aplicando protección solar, ya que la exposición solar provoca manchas y deteriora la función barrera; segundo, usando productos que la renueven e hidraten; y finalmente, aprovechando los antioxidantes que combaten el daño diario causado por el estrés y la contaminación. Sin embargo, ninguno de estos tres consejos nos exime de beber mucha agua. Tu cuerpo lo agradecerá, y tu piel también.
Artículo adaptado de Vogue España.