¿Somos todos lo suficientemente atrevidos como para dejar nuestros juguetes sexuales tirados por ahí? Quizás preferimos esconderlos en cajones debajo de la cama, donde probablemente nadie los encuentre. Esta vergüenza probablemente se deba a las enseñanzas sociales sobre lo que debemos y no debemos hacer y decir, especialmente con nuestro cuerpo. Sin embargo, si hemos avanzado tanto en nuestra perspectiva del sexo y la sexualidad, ¿por qué sigue siendo tabú comprar un producto como un vibrador?
Hasta hace poco, a pesar de la larga y vibrante historia de los juguetes sexuales, las mujeres que usaban vibradores se consideraban solitarias y frustradas. Hoy en día, los juguetes sexuales son creados y vendidos por mujeres.
LA HISTORIA
Los primeros juguetes sexuales se remontan a la prehistoria. El propósito principal del primer vibrador, que se cree apareció alrededor de 1869, era aliviar los síntomas de depresión y ansiedad en las mujeres.
Una leyenda urbana afirma que la reina egipcia Cleopatra ordenó a sus doncellas tallar un instrumento musical con abejas en su interior para estimular sus genitales mediante el zumbido rítmico de la base, transformándolo en un vibrador improvisado. Independientemente de la veracidad de esta historia, hay algo innegable: las mujeres siempre han deseado el placer sexual y siempre han buscado maneras de alcanzarlo mediante su creatividad.
DILDO VERSUS VIBRADOR
Desde fuera, pueden parecer prácticamente idénticos, pero eso es lo que los distingue. La diferencia entre un dildo y un vibrador radica en que este vibra, ya que tiene un pequeño motor interno que genera estas vibraciones. Los dildos , en cambio, no suelen producir vibraciones, solo estimulan los genitales masculinos. Los dildos están diseñados para la penetración; los vibradores, para estimular el clítoris y otras zonas erógenas.
Un vibrador puede añadir nuevos estímulos para un placer igualitario entre ambos sexos, afectando a ambos con la vibración. Tanto hombres como mujeres pueden disfrutar de estos dispositivos mágicos.
EL TABÚ DE LA SALUD ÍNTIMA
Comprar productos de higiene menstrual sigue siendo un tabú para muchas mujeres, aunque es parte natural de la vida. Como es un tema que aún se discute en voz baja, es importante normalizarlo. Después de todo, ¿por qué creemos que deberíamos esconder nuestros tampones al ir al baño? ¿Qué diferencia un lápiz labial o un cepillo de dientes de una compresa o un tampón?
Para normalizar la compra y el uso de productos de salud sexual, debemos dejar de actuar con vergüenza. Cuanto más cómodos nos sintamos, más normal se volverá el comportamiento. No hay nada malo con el sexo ni con la menstruación. Ambos son completamente normales, y cuando dejamos de actuar como un tabú, será más fácil adquirir los productos que necesitamos. Solo así podremos contribuir a una sexualidad más segura y al desarrollo de personas más sanas y felices.
NORMALIZAR LA COMPRA DE PRODUCTOS Y JUGUETES SEXUALES
Deberíamos poder hablar más abiertamente sobre sexo, en lugar de recurrir a códigos. Así como no debería haber ningún tabú en torno a la salud íntima, tampoco debería haberlo en torno a la compra de juguetes y productos sexuales en general. Al entrar en una tienda, no necesitamos susurrar lo que queremos comprar, ni comprar nuestro masajeador íntimo exclusivamente en línea .
Afortunadamente, a medida que la satisfacción sexual se convierte en un mercado cada vez más extendido, los dispositivos sexuales se están abriendo camino en las grandes superficies, lo que ha ayudado a suavizar el estigma negativo que rodea a este tema. Cuando aceptemos nuestra sexualidad como algo completamente normal, comprar vibradores será tan fácil como comprar pilas.
