Ortorexia: Cuando el hábito de comer sano se convierte en una enfermedad

En los últimos años, ha aumentado la preocupación por el bienestar físico y mental, y la información sobre cómo estar más sano está apareciendo por doquier. Productos saludables, ejercicios físicos adaptados a todos, sugerencias de comidas más sanas y diversos tipos de alimentos. Las propias redes sociales han contribuido a este movimiento informativo.

Sin duda, la creciente preocupación por un estilo de vida más saludable y el conocimiento de los factores que afectan nuestra salud (genéticos, conductuales, ambientales, culturales, psicológicos, entre otros) han impulsado la búsqueda de una dieta equilibrada, crucial para promover la salud y prevenir enfermedades. Tampoco cabe duda de que tomar medidas para mejorar nuestra salud nutricional es un excelente hábito. Sin embargo, cuando esta acción se pasa de la raya, puede convertirse en una obsesión conocida como ortorexia nerviosa.

¿Cómo puede el hábito de comer sano convertirse en una enfermedad?

Al principio, esto puede parecer paradójico, ya que una alimentación saludable nos proporciona una mejor calidad de vida. Sin embargo, esta condición se centra en el lado dañino de la conducta alimentaria "obsesivamente saludable". Esta conducta ha sido objeto de creciente investigación científica. Una razón por la que no ha recibido tanta atención es que no se reconoce como un trastorno alimentario.

Fue en 1996 cuando el médico estadounidense Steven Bratman introdujo el término ortorexia nerviosa como un trastorno alimentario caracterizado por una fijación en la salud dietética y una obsesión malsana por los alimentos biológicamente puros, algo que conduce inevitablemente a restricciones dietéticas bastante importantes.

Las personas con ortorexia tienen un comportamiento donde hay elecciones alimentarias que van acompañadas de una preocupación excesiva por la calidad de los alimentos, a veces incluso por su “pureza” (es decir, libre de sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas) y la ingestión únicamente de alimentos que se consideran “saludables”.

Para este médico, el objetivo del comportamiento de las personas con ortorexia es consumir alimentos que contribuyan al buen funcionamiento de su organismo, con el fin de lograr un cuerpo sano y una mejor calidad de vida. Lo que inicialmente se concibió como un deseo de mejorar la salud, perder peso o tratar una enfermedad se convierte en el eje central de la vida de estas personas, lo que requiere un gran autocontrol para mantener hábitos alimentarios completamente diferentes a los de su entorno o cultura. Evidentemente, esta restricción alimentaria conlleva una serie de consecuencias sociales.

Las personas con ortorexia se vuelven muy selectivas con su alimentación, lo que puede provocar deficiencias nutricionales e incluso consecuencias médicas graves. Quienes experimentan ortorexia nerviosa suelen mostrar comportamientos, pensamientos y sentimientos sobre la comida similares a los de las personas con trastornos alimentarios. Por lo tanto, suelen surgir comportamientos restrictivos e incluso extremos, junto con una necesidad constante de controlar su dieta mediante reglas rígidas, lo que puede provocar ansiedad.

A nivel emocional, puede existir una relación con síntomas más depresivos, ansiedad, culpa y miedo intenso a comer ciertos alimentos que no se consideran puros. Estos síntomas emocionales se ven exacerbados por el aislamiento social. Las personas con ortorexia tienden a aislarse de las situaciones sociales, especialmente las que involucran comida, ya que pierden el control sobre su selección de alimentos y sus hábitos culinarios. Otro factor que conduce al aislamiento social es que otros pueden cuestionar u observar sus elecciones alimentarias. Este aislamiento, en última instancia, conduce a un círculo vicioso de baja autoestima o sentimientos similares.

Desde una perspectiva de salud física, estas restricciones dietéticas pueden conducir a deficiencias nutricionales, que pueden manifestarse como falta de períodos, fatiga, dolores de cabeza, anemia o problemas digestivos.

Si está preocupado por usted o un amigo y cree que la ortorexia podría ser un problema, hay algunas señales a las que debe prestar atención.

¿A qué signos debemos estar atentos que pueden indicar Ortorexia Nerviosa?

  • La vida diaria de estas personas está dominada por lo que van a comer. Están obsesionadas con la alimentación saludable, dedicando más de tres horas al día a la preparación de comidas (lo que implica comprar, planificar, cocinar y consumir alimentos).
  • Los alimentos saludables tienen estándares bastante estrictos, aunque estos pueden variar según las creencias nutricionales de cada persona. Por lo general, estas personas consideran que las grasas, la sal, los azúcares, los aditivos (como colorantes y conservantes, o herbicidas y pesticidas) y los alimentos transgénicos son perjudiciales para la salud.
  • Eliminar grupos enteros de alimentos en un intento de tener una dieta “limpia” o “perfecta”.
  • Los alimentos orgánicos, ecológicos o funcionales transmiten sensación de confort, seguridad y tranquilidad.
  • La forma de elaboración y los utensilios utilizados también forman parte del ritual obsesivo.
  • Cuando hay un desliz en este tipo de dieta, se asocia a un sentimiento de culpa.
  • Estas personas a menudo prefieren ayunar antes que consumir alimentos que consideran peligrosos o impuros para su salud.
  • Evaluan críticamente a las personas que no siguen dietas estrictas. Para una persona con ortorexia, este tipo de comportamiento alimentario es el único posible. En algunos casos, puede incluso surgir un sentimiento de superioridad o incluso desprecio por los hábitos alimenticios y estilos de vida de los demás.
  • Puedes sentirte realizado o virtuoso al comer impecablemente, mientras pierdes interés en otras actividades.
  • Evitan eventos sociales que involucren comida por temor a no poder seguir la dieta.
  • Evitan comer alimentos comprados o preparados por otros y en algunos casos puede haber una ansiedad severa sobre cómo se prepara la comida.
  • Con restricciones dietéticas severas se produce una disminución de la calidad de vida, ya que conduce al aislamiento social, distanciándose del patrón alimentario común de la sociedad en la que se encuentra.
  • Los sentimientos de soledad e insatisfacción surgen debido al aislamiento.
  • En la esfera emocional puede producirse agravamiento de la depresión, cambios de humor o ansiedad.
  • Pueden distanciarse de sus compañeros o familiares que no comparten puntos de vista similares sobre la comida.
  • La necesidad de realizar ejercicio diariamente para justificar ciertos lapsus dietéticos.

Algunos profesionales creen que la ortorexia es un trastorno alimentario tan grave como la bulimia y la anorexia. Sin embargo, la preocupación del paciente no es su apariencia física, sino la calidad de su alimentación.

Las personas con ortorexia a menudo desconocen que padecen un trastorno alimentario, pero es fundamental buscar ayuda especializada de un equipo multidisciplinario. Un psicólogo clínico especializado en trastornos alimentarios puede abordar los aspectos emocionales que llevaron al desarrollo de este trastorno, y un nutricionista puede brindar información confiable adaptada a su estilo de vida y necesidades nutricionales.

Una oportunidad para repensar el concepto de alimentación saludable

Vivimos en una sociedad de la información. Las redes sociales forman parte de nuestra vida diaria, tanto personal como profesional, inundándonos de fotografías y vídeos de alimentos y estilos de vida saludables. Por eso, con tanta información, surge algo aún más peligroso: la desinformación.

Frente a este bombardeo de información y desinformación, existe una verdadera confusión y contradicciones, dejando aún más desprotegidos a quienes ya son vulnerables en el ámbito de la conducta alimentaria.

Es importante considerar que la ortorexia nerviosa es una oportunidad para repensar el concepto de alimentación saludable en sus diversos aspectos, incluyendo el bienestar físico y mental. Un consumo moderado de redes sociales, acompañado de información confiable de expertos, siempre será beneficioso. Al fin y al cabo, los extremos casi siempre son perjudiciales, y el equilibrio es clave.


Texto: Carla Lucas Correia | Psicólogo Clínico | Instagram: @carlacorreia_psicologa


Psicóloga clínica desde 2012, Carla se centra principalmente en la ansiedad y las conductas alimentarias en adultos. Es psicoterapeuta cognitivo-conductual con amplia formación en neuropsicología clínica y terapias de tercera generación (mindfulness, terapia de aceptación y terapia centrada en la compasión) .


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