Aunque el empirismo revela que lo que sentimos puede ser real y no una ilusión, resulta interesante y pertinente observar la evidencia científica que lo corrobora. Y, especialmente en los últimos cuarenta años, la tecnología ha proporcionado innumerables evidencias científicas sobre una amplia gama de temas.
Una de las cosas que ha recibido especial atención ha sido el poder del pensamiento y de la fe, en términos de creer en algo supuestamente positivo y mayor que nosotros mismos.
Por esta razón, muchos experimentos se centran en observar el cerebro humano —mediante imágenes— mientras el individuo piensa en algo. Con pocas excepciones, la mente de la mayoría de las personas se activa en las partes correspondientes simplemente al pensar en un tema en particular. O mejor dicho, no necesitamos ver o experimentar una situación específica para que el cerebro reaccione. Simplemente podemos pensar intensamente, y nuestra mente asume que "eso", o parte de "eso", está sucediendo.
Por lo tanto, si la "base" del comando principal de nuestro Ser reside en el cerebro —el sistema nervioso— y este percibe que algo está sucediendo, ya sea que estemos pensando en ello o no, envía mensajes a todos nuestros órganos, en correspondencia con la situación. Estos mensajes se transmiten por todo nuestro organismo, principalmente a través de neuronas y hormonas. Entonces, nuestro organismo reacciona. Muchos llaman a este proceso somatización.
Estas observaciones nos ayudaron a comprender la fuerza y el poder del pensamiento, la fe y la creencia. Al estudiar la historia de las diferentes ramas de la psicología, la sociología, la antropología e incluso la arqueología, comprendemos la importancia que ha tenido el pensamiento en la evolución humana, tanto en el ámbito conductual como tecnológico.
De hecho, tanto el pensamiento religioso como el espiritual han dado lugar a creencias que han contribuido al desarrollo de nuestra educación general. A veces de forma positiva, a veces negativa (incluso destructiva). Algunos argumentan que dependemos tanto del materialismo y de las evidencias sensoriales básicas (como la vista, el oído, etc.) que nos hemos desconectado de muchas otras herramientas internas que pueden ayudarnos a vivir mejor.
Estas herramientas internas, como la gestión del pensamiento, por ejemplo, tienen efectos absolutamente maravillosos en nuestro cuerpo. No es de extrañar que el neurocientífico de renombre internacional António Damásio destaque la importancia de las emociones y cómo las gestionamos a través del pensamiento. Tampoco es de extrañar que temas como el mindfulness , con su combinación de técnicas meditativas y cognitivas, se practiquen e implementen cada vez más, no solo en la medicina, sino también a nivel organizacional, en las empresas.
Los beneficios son muchos cuando nos abrimos a una nueva forma de pensar o de pensar más positivamente (la positividad no consiste en estar siempre bien, sino en aceptar las vicisitudes de la vida –y de nosotros mismos– de una forma más tranquila y menos dramática).
Está igualmente comprobado que quienes creen en algo “más grande” que su propio ser terrenal y tienen creencias religiosas (no limitantes) o espirituales, no sólo se curan más rápidamente de algunas enfermedades, sino que toleran y superan mejor los obstáculos que la vida les presenta, además de tener más periodos de paz y tranquilidad.
Quien tiene fe en algo que le trasciende puede entregarse más fácilmente, puede soltar lo que tiene que irse y aceptar, de otra manera, una gama de situaciones que, de otra manera, se vuelven aún más dolorosas.
Hacia la creencia
Por lo tanto, es sano creer. Pero es importante enfatizar que no es bueno tener creencias limitantes que nos lleven a tener pensamientos erróneos, incluso sobre nosotros mismos, los demás o la vida. Esto creará pesadez e inhibirá la fluidez de nuestro Ser. El objetivo es que vivamos más de lo que sobrevivimos.
Así que, especialmente si no eres creyente, si tienes poca fe y alguna dificultad para vivir más positivamente, quizás sea el momento de comenzar, aquí y ahora, tu viaje interior hacia CREER.
No temas, ¿sabes por qué? Porque los temas a continuación te ayudarán, como mínimo, a creer más en TI MISMO. Sí, empieza por darte cuenta de que dentro de ti hay una chispa de Dios o Diosa (algo que nos trasciende). Piensa un momento: ¿necesitas pensar para que tu hígado funcione? ¿Necesitas dar órdenes a tus riñones, corazón y demás órganos para que hagan su trabajo? No, ¿verdad? ¿Sabes por qué? Porque la vida inteligente que llevamos dentro lo hace por nosotros mismos. Aquí tienes algunas frases que pueden facilitar la reflexión que necesitas ahora mismo para tener más fe en ti mismo.
Ten más fe en tu “Dios” interior.
- Como seres humanos, hijos de la Madre Naturaleza, rebosamos de procesos inteligentes que nos ayudan a vivir sin tener que pensar en ello. Siguiendo con el razonamiento básico mencionado anteriormente: tampoco necesitas decirle a tu estómago que digiera, ni decirle a tu cuerpo que necesita más adrenalina y cortisol para correr más rápido y alcanzar el autobús, ni decirle a tus glóbulos blancos que reconozcan invasores dañinos y defiendan tu cuerpo de virus y bacterias. ¿Verdad? Cuídate y confía en la inteligencia de tu cuerpo.
- Escucha a tu corazón. ¿Recuerdas cómo te advirtió sobre tantas cosas? Pues sí. Todo a nuestro alrededor es energía y vibra. El corazón, al ser el órgano con el mayor campo electromagnético de nuestro cuerpo, percibe bien otras vibraciones. Pero no se trata solo de música o emociones. Percibe las vibraciones de otras personas, objetos y cosas. Por lo tanto, en general, siempre te da la respuesta correcta.
Acepta lo positivo y lo negativo que hay en ti.
- Comprende que la dualidad que existe en la unidad es maravillosa: poseer en ti cosas buenas y menos buenas, y que algunas de las cosas "negativas" pueden tener un buen propósito. La terquedad moderada puede ser el detonante de la perseverancia. Moderate, sopesa los pros y los contras con calma y avanza.
Vuelve a tener fe en los seres humanos que amas y que te aman.
- Todos hemos experimentado decepciones. Sin embargo, a menudo nos decepcionamos porque tenemos altas expectativas de las personas o de lo que podrían o pueden ofrecernos. Olvídalo. Entiende que, para bien o para mal, todos estamos haciendo lo mismo ahora mismo: haciendo lo mejor que podemos con lo que tenemos hoy, ya sea cognitiva, emocional, financieramente, etc. Reduce tus expectativas y deja que las cosas fluyan, porque todos tenemos una vida que requiere atención. No pierdas la esperanza ni la fe, especialmente en los "hombres y mujeres de buena voluntad ". No estás solo.
Entregado al tiempo y a la vida.
- Hay situaciones que solo el paso del tiempo ayuda a resolver o a disminuir su intensidad. Creo que has tenido tiempo de darte cuenta de que el tiempo quizá no borre algo, pero sí lo hace más ligero. Entrégate y confía. El Universo, la vida y, ahí está, el tiempo, son sabios.
Por último, si quieres tener otra herramienta que te ayude a trabajar lo anterior, y entender cómo puedes empezar a sustituir pensamientos negativos por positivos, lee este artículo, aquí, sobre Frederica: Cómo sustituir pensamientos negativos por positivos .
Lee, reflexiona, habla de todo esto con alguien que te guste, pero por favor, nunca dejes de creer en tus capacidades, no sólo como persona, sino también como un ser humano maravilloso que habita el planeta más hermoso de nuestra galaxia.
Vanda do Nascimento es terapeuta, coach e instructora de mindfulness en la Escola de Mindfulness Essencial , fundada por ella en 2016. Comenzó su carrera como docente en 1997, graduándose en Pedagogía. Por esa misma época, también comenzó a estudiar Reiki, Meditación y Mindfulness. Posteriormente, estudió psicología y profundizó en el mindfulness para continuar su lucha por controlar el estrés y la ansiedad.