Tiene sus orígenes en el budismo y puede utilizarse como parte integral de una práctica de atención plena : la meditación caminando es una de las mejores formas de relajarse en días de ansiedad extrema.
Con innumerables beneficios para la salud, este tipo de meditación puede ayudarnos a sentirnos más equilibrados y serenos, ayudándonos a desarrollar una mayor conciencia de nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y todo lo que nos rodea. En un nivel más profundo, puede ayudarnos a vivir con el planeta, en lugar de solo sobre él.
Por regla general, esta práctica implica caminar a paso lento, hacia adelante y hacia atrás, en línea recta o en círculo, siendo también posible recorrer una distancia mayor.
Existen tres técnicas específicas para practicar esta meditación: kinhin (donde los pasos y la respiración siguen el mismo ritmo), theravada (para clarificar estados internos y situaciones externas) y vipassana (una técnica que implica un proceso de purificación, eliminando aquello que intoxica la mente). Generalmente, se realiza una sesión de meditación caminando entre las meditaciones sentadas, pero estas técnicas pueden ser aún más detalladas, tanto que, en algunos casos, se dividen en más de cinco pasos. Al mismo tiempo, se incorporan mantras que nos proporcionan mayor bienestar y equilibrio con el Universo, mientras prestamos atención a nuestra respiración.
¿Qué beneficios nos ofrece la meditación caminando?
La ansiedad disminuye .
En primer lugar, este tipo de técnica meditativa nos ayuda a reducir nuestros niveles de estrés . Algunos estudios internacionales han demostrado que caminar es más eficaz para reducir los síntomas de ansiedad cuando se combina con la meditación. Podemos meditar antes de caminar o caminar antes de meditar. Ambos métodos funcionan a la perfección.
El ejercicio físico se vuelve más placentero .
Este tipo de meditación conlleva una fuerte sensación de atención plena . Y añadir un toque de atención plena a nuestra rutina de ejercicios solo puede hacer que cualquier entrenamiento sea más productivo y placentero, conectándonos más profundamente con esa actividad física.
Caminar despacio también puede mejorar nuestro equilibrio y circulación, especialmente después de estar sentados durante largos periodos. Al caminar, facilitamos la circulación, especialmente en las piernas. Al mismo tiempo, aumentamos nuestros niveles de energía y nos sentimos automáticamente más activos.
El insomnio y los sentimientos de tristeza disminuyen .
Algunos estudios sugieren que el ejercicio moderado y regular tiene un efecto positivo en la calidad del sueño. Esto reduce la tensión muscular, facilitando una mejor condición física, lo que también se traduce en una reducción del estrés , lo que a su vez ayuda a dormir mejor.
Según Healthline , caminar por la mañana puede amplificar todos estos beneficios para tu cuerpo, dejándote con una mente más tranquila y clara, lista para dormir profundamente y en paz.
Siempre que sea posible, intenta dar un paseo por la naturaleza, en un parque, un jardín o un lugar arbolado. Esto puede aumentar tu bienestar general y ayudarte a sentirte más equilibrado. No necesitas hacer un entrenamiento extremadamente intenso para sentir todas estas mejoras en tu cuerpo.
Es importante mantenerse activo, y el ejercicio regular es esencial en este proceso, ya que ayuda a aumentar los niveles de condición física y mejorar el estado de ánimo.
Se estimula la creatividad .
¿Quién no necesita un poco de inspiración extra hoy en día? Practicar la atención plena puede aportarte más claridad en tus patrones de pensamiento, lo que a su vez puede impulsar tu creatividad.
¿Cómo practicar este tipo de meditación en tu vida diaria?
Para comenzar una rutina consistente de meditación caminando, es importante estar consciente del momento presente y comprender que se trata de un hábito que lleva tiempo arraigar.
Siempre que sea posible, concéntrese en los sonidos que le rodean, en su respiración o en cualquier sensación corporal, sintonizándose con sus pensamientos y observándolos.
La meditación caminando suele combinarse con la meditación sentada. Por lo tanto, conviene combinarlas e intentar sacarles el máximo provecho. Prueba lo siguiente:
- Haz una sesión de meditación sentada de 10 minutos, seguida de una sesión de meditación caminando (si lo prefieres, puedes hacer lo contrario);
- A medida que progreses y practiques, podrás aumentar la duración de cada sesión;
- Disminuye la velocidad de tu mente;
- Baja el ritmo unos minutos, incluso cuando tengas poco tiempo. Respira siempre a un ritmo lento y constante.
Puedes monitorear tu progreso con la ayuda de un terapeuta o un amigo. Intenta anotar tu progreso en un diario y úsalo como herramienta para reflexionar sobre tu experiencia. ¡Feliz caminata!