La infertilidad es un tema común, y es frecuente escuchar historias de parejas que atraviesan esta etapa. Paula Castro, especialista en fertilidad y licenciada en Medicina Tradicional China, escribe sobre una condición femenina transversal, explicando cómo superar lo que, para una pareja, es el mayor desafío.
Una historia común
María ha querido ser madre desde 2014, pero todo está en su contra. Otras chicas celebran su primera menstruación con vanidad y vergüenza, pero ella solo la asocia con dolor. Empezó a asociar la fertilidad con un profundo dolor que le impidió vivir la adolescencia como otras chicas (tuvo que quedarse en casa unos días y tomar medicamentos), y cuando regresó a la escuela, todos sabían que estaba menstruando.
Un día, su madre la llevó al ginecólogo y salió con una píldora maravillosa que sería la solución a todos sus males: la píldora. ¡Ahora era una mujer! Se acabaron el dolor y el sangrado, e incluso podía evitar el embarazo.
Pasaron los años y María creció. Se convirtió en una mujer independiente y con autoestima, casada y con un trabajo que le brindaba satisfacción profesional y buenos ingresos. ¿Qué le faltaba? ¡Empezó a sentir que su reloj biológico le marcaba el paso para tener hijos! Para ella y su esposo, la guinda del pastel fue convertirse en padres y ampliar la familia.
En su primera cita de planificación familiar, les hicieron pruebas, les aconsejaron sobre dieta y suplementos para preparar sus cuerpos, y el médico les recomendó que empezaran a intentar concebir tres meses después de dejar la píldora. Felices y radiantes, siguieron las instrucciones al pie de la letra, pero en lugar del resultado positivo, aparecieron los cólicos menstruales, el archienemigo de un pasado lejano, que el primer médico calificó de normales, porque, al fin y al cabo, «cualquier mujer puede tener cólicos menstruales».
Pasó el tiempo y, a los 35 años, descubrió que, clínicamente, se estaba haciendo "demasiado mayor" para ser madre. Le diagnosticaron endometriosis y el tratamiento más eficaz para el dolor era la píldora. Pero ¿cómo quedarse embarazada tomando la píldora? En una carrera contrarreloj, la opción más viable era optar por la fertilidad asistida. Y la vida cambió radicalmente: exámenes, medicamentos, inyecciones de hormonas y una agenda apretada dedicada exclusivamente al "proyecto hijo".
Incluso sin saberlo, María ha cambiado. Y quien sabe por qué es su esposo. Pero está tan triste que tampoco sabe cómo lidiar con su dolor y la pérdida de intimidad. Un hijo debería ser un proyecto para dos, pero el equipo médico que los ayudará es amplio, y parece que todos saben mejor que él cómo tener hijos.
Todas somos Marías, luchando por revertir el proceso de fertilidad a la vez que luchamos por salvar nuestras relaciones. Y todas necesitamos ayuda urgente, pero no solo reproducción asistida. Es necesario todo un proceso de empoderamiento de la pareja para que la relación pueda superar estas dificultades.
¿CÓMO SUPERAR ESTAS DIFICULTADES?
¿Sabías que las perlas se forman a partir de un pequeño grano de arena que penetra en la ostra? ¿Y que esto causa dolor, lastima e irrita sus mucosas más sensibles? En respuesta, la ostra secreta un líquido que recubre el grano de arena y hace soportable al invasor que no puede expulsar. Si profundizamos en este ejemplo, podemos ayudar a la pareja a reconstruirse y salir fortalecida de este proceso.
Cuando una pareja decide tener un segundo hijo, es fundamental satisfacer las necesidades básicas del primero. Sostengo que el primer hijo en una relación es la relación misma. Por lo tanto, antes de que el primer hijo ocupe el lugar del primogénito, debemos observar a esta pareja y ayudarlos a crecer y a establecer una base que los sustente.
Algunas mujeres se sienten heridas al darse cuenta de que sus parejas no comparten el mismo compromiso con la fertilidad. Y eso está bien. No podemos esperar las mismas prioridades de los demás, ni que asimilen la información con la misma rapidez. Por alguna razón biológica, las mujeres son quienes gestan al bebé durante nueve meses. Lo importante es estar presentes y respetar sus sentimientos.
Algo que también escucho con frecuencia de mis pacientes es: "Cuando me someto a un tratamiento de fertilidad asistida, es como si diera por sentado que el embarazo no ocurrirá de forma natural. Entonces, sin libido, ¿para qué tener relaciones sexuales?". Este análisis es comprensible, pero podemos ver la situación desde otra perspectiva: al liberar a la pareja de la responsabilidad de la concepción natural, la sexualidad puede ser libre. Hay infinitas posibilidades para explorar el cuerpo, las sensaciones que unen a la pareja y muchos otros beneficios.
Entre los orgasmos intensos y la sertralina (fármaco antidepresivo), ¿qué prefieres?
Profundizar en la sexualidad es el antidepresivo natural que necesita una pareja. Trabajar la sexualidad forma parte de las técnicas para controlar y tratar las patologías ginecológicas que provocan infertilidad.
¿Por dónde empezar?
Debemos empezar por eliminar todas las creencias, tabúes, vergüenzas y presiones. Limpiar el pasado es la mejor manera de construir el futuro. Simplemente siente y deja que tu cuerpo explore.
Es más fácil para los hombres, ya que piensan en sexo al menos siete veces más al día que nosotras. Por lo tanto, parte del proceso consiste en que las mujeres reflexionen más sobre el tema para desarrollar su libido. Y hay dos maneras de lograrlo:
- Crea exposición al tema: ve películas románticas y luego pasa a películas eróticas, lee libros temáticos, habla con amigos sobre tus experiencias. Permítete fantasear (no es necesario compartir ni actuar la fantasía).
- Obliga al cerebro a exponerse al estímulo para generar una reacción. Puedes lograrlo mediante ejercicios de Kegel diarios, que no solo tienen efectos extraordinarios en la salud ginecológica, sino que también despiertan el deseo y el placer.
Kegel en reproducción asistida
Los ejercicios de Kegel mejoran la función intestinal, ya que el masaje que generan en el abdomen mejora los movimientos peristálticos. Esto mejora la función intestinal y establece un equilibrio saludable entre bacterias beneficiosas y perjudiciales. Al lograr este equilibrio, contamos con un sistema inmunitario capaz de combatir diversas enfermedades.
Al aumentar la circulación sanguínea, se produce una disminución considerable de los cólicos menstruales y una reducción de la duración del flujo menstrual, así como una normalización de la lubricación vaginal, esencial para regular el pH vaginal y para el placer durante las relaciones sexuales.
Practicar estos ejercicios mejora la libido al activar el músculo, enviando el mensaje al sistema nervioso de que estamos a punto de tener relaciones sexuales, cuando en realidad no las habrá. De esta manera, ejercitamos este eje y le recordamos que la zona existe, generando deseo y una anticipación no correspondida.
Practicar ejercicios de Kegel nos ayuda a alcanzar mayor placer y orgasmos más intensos porque aumentamos la sensibilidad local y la respuesta del sistema nervioso. Cuanto más intensa sea la estimulación, más intensas serán las respuestas. Y así es como conseguimos la guinda del pastel: alcanzar orgasmos múltiples con mucha más facilidad.
Hay muchas razones para invertir en placer durante cualquier maratón de reproducción asistida. ¿Hay algo que una más a las parejas que la encarnación del amor? Lo cierto es que, incluso con baja fertilidad, podemos crear un hermoso collar de perlas.
Paula Castro es licenciada en Medicina Tradicional China y se especializa en fertilidad. Trabaja con mujeres que desean ser madres y enfrentan desafíos, ayudándolas a mejorar su fertilidad y a reconstruirse como mujeres.
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