Si sientes que tu piel está opaca, enrojecida y deshidratada, quizás sea el momento perfecto para reevaluar cómo la has estado cuidando últimamente. Estos tiempos de incertidumbre probablemente nos quiten el sueño a muchos, y esto puede tener consecuencias en la apariencia de nuestra piel.
Así como el estrés y la ansiedad afectan tus patrones de sueño, tu bienestar mental e incluso tu salud intestinal, también pueden influir significativamente en tu apariencia. Ya sea que la causa sea estrés emocional interno o agresores externos, las consecuencias del estrés siempre serán las mismas. Posteriormente, cuando la piel comienza a reaccionar, su barrera protectora se daña, haciéndola aún más vulnerable.
¿Producto equivocado o producto correcto?
Por lo general, el problema no es si es el producto adecuado, sino el producto adecuado en el lugar equivocado del rostro. Si tu piel está debilitada por factores externos, es natural que la base que usas a diario empiece a causar algún tipo de problema. Sin embargo, el problema casi siempre empieza con el estrés acumulado.
¿Sobrecargar la piel? ¿Incorrecto?
El uso excesivo de exfoliantes o tratamientos invasivos puede suponer una verdadera amenaza para tu piel. Debes cuidar tu rostro en casa, pero respeta su libertad y evita sobrecargarlo con tratamientos demasiado profundos e intensos, que, en lugar de fortalecer la piel, la dejan más frágil y sin la luminosidad que todos deseamos. Cualquier exceso deja de ser beneficioso.
Es importante no centrarse en utilizar la máxima cantidad de productos, sino sólo aquellos que contribuyan a una mejora efectiva: un gel limpiador, un tónico, un sérum y una crema hidratante.
La piel con signos de estrés también necesita algún tipo de exfoliación. Sin embargo, con moderación, ya que el objetivo es solo eliminar las células muertas superficiales, no la capa superior. Si usas una toallita facial con un limpiador, no necesitas frotar demasiado la piel. Por otro lado, exfoliar solo dos veces por semana es suficiente para la piel deshidratada y estresada . Ten cuidado de no usar tónicos ácidos ni limpiadores que incluyan exfoliación, ya que pueden ser demasiado agresivos.
Redescubre la luminosidad de tu tez
La piel opaca puede ser un signo de estrés interno acumulado. Una buena circulación es esencial para una piel sana, ya que aporta el oxígeno y los nutrientes que necesita. Además, cuando la sangre está más cerca de la superficie de la piel, los productos para el cuidado de la piel se absorben mejor.
Tu piel también puede beneficiarse del frío para mantenerla despierta y con energía. Puedes probar a usar cubitos de hielo con té verde o manzanilla (ambos antiinflamatorios) para reducir la hinchazón. Frótalos por el rostro, desde el centro hacia afuera, para ayudar a estimular la circulación y calmar la inflamación.
Tratamiento reconfortante
Cuando la barrera protectora de la dermis se daña, sufre una profunda deshidratación. Por eso es tan importante aplicar generosamente una crema que ayude a calmar la piel, especialmente por la noche. Puedes aplicarla como mascarilla para un efecto nutritivo visible a la mañana siguiente.