En un mundo tan dominado por la tecnología, ¿qué nos salva? Quizás la respuesta resida en la fe. ¿Es un antídoto contra el miedo? Algunos creen que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de hacer del mundo un lugar mejor, que todos estamos interconectados y que ahora es el momento de examinar nuestro papel en la construcción del futuro. Es importante encontrar maneras de practicar la gratitud, cimentar la fe y expandir conscientemente nuestra energía. Pero ¿cómo lo hacemos?
Si a menudo te sientes desanimado o inseguro sobre tu lugar en el mundo, quizás sea hora de comenzar una práctica de fe. Porque si la energía sigue al pensamiento, solo pueden surgir cosas buenas.
¿Qué significa tener fe?
La fe trasciende los límites de la religión, siendo universal. El único requisito para tener fe es creer en algo con plena confianza. Desde esta creencia, podemos relajarnos física y mentalmente, sabiendo que todo saldrá a la perfección.
La fe no sustituye los hechos. Es nuestra actitud ante el caos y la incertidumbre. Tener fe puede activar pensamientos positivos y aliviar el estrés . Cuando creemos en algo superior a nosotros mismos —el Universo, Dios, la Naturaleza, el Ser Superior o cualquier otra energía—, adoptamos una mentalidad más amplia y afirmativa.
Cuando practicamos nuestra fe mediante la lectura, la oración, la meditación, el yoga u otras prácticas, fortalecemos y desarrollamos actitudes más positivas, creando un equilibrio saludable en el cuerpo. Dedica cinco minutos a la misma hora todos los días a una actividad que te abra el corazón y relaje la mente.
Construye tu fe
Desarrollar nuestra fe puede ser un proceso largo; no sucede automáticamente. La vida siempre nos pone a prueba, y nuestra capacidad de creer también.
Si quieres aumentar tu fe en el Universo –o darle otro nombre, siéntete libre– tenemos algunas sugerencias para facilitar este proceso interior.
Di una oración.
La oración es esencial para fortalecer la fe, ya que establece una conexión entre nosotros y la energía que nos guía y nos sostiene. Comienza por tener una conversación personal, un diálogo, con tus creencias. Puedes hacerlo internamente, físicamente (por escrito) o verbalmente cuando estés solo.
Meditar.
La meditación te ayudará a desarrollar niveles más elevados de consciencia. Aprender a tener fe en el Universo es un nuevo nivel de consciencia. Al meditar, te vuelves más sensible a tus pensamientos, sentimientos y acciones, notando una conexión entre los tres. Con el tiempo, te resultará más fácil actuar y realizar los cambios necesarios.
Haz afirmaciones a tu favor.
Cuando sucede algo cuya razón no comprendes, o te causa preocupación e incomodidad, puedes afirmar algo como: "Tengo fe y sé que lo que sucede es para mi mayor bien". Al repetir esta afirmación, lograrás una mayor aceptación de los hechos, creyendo, por ejemplo, que si algo no salió como esperabas, probablemente sea porque te espera algo mejor. Y es esta creencia la que te impulsará hacia adelante, en lugar de despertar sentimientos de odio e ira que solo crean obstáculos en tu vida.
Aprende a respirar.
Con una sola respiración, puedes liberar una enorme cantidad de tensión acumulada. En los momentos en que te cuesta más tener fe, una simple respiración puede brindarte espacio y claridad. Desde este punto, puedes elegir el camino de la fe. Inhala contando hasta cuatro y exhala contando hasta cuatro. Repite este breve ejercicio tanto tiempo como sea necesario y siente cómo tu cuerpo y tu mente se relajan.
Fuente: Paula D. Jones