El azúcar, uno de nuestros mayores enemigos. Nos acecha casi por todas partes, e incluso cuando intentamos huir, aparece ante nosotros, disfrazado de las formas más diversas.
La Organización Mundial de la Salud afirma que la cantidad diaria total de azúcar añadido en nuestros alimentos no debe exceder las seis cucharaditas. El problema es que, sin darnos cuenta, excedemos fácilmente esta cantidad y perjudicamos gravemente nuestra salud.
El consumo excesivo de este ingrediente aumenta gravemente el riesgo de padecer enfermedades como el Alzheimer, el cáncer, la diabetes, la depresión o la artritis reumatoide.
Es urgente eliminar el azúcar de tu cuerpo y hacer que tus papilas gustativas sean menos dulces. Y antes de que pienses que no puedes, recuerda: nuestro cuerpo solo necesita 21 días para adaptarse a un nuevo hábito. Ser consciente de nuestros malos hábitos y esforzarnos por reemplazarlos por otros nuevos es la mitad de la batalla para lograr un cambio a largo plazo. El objetivo es eliminar gradualmente el azúcar de tu dieta. ¿Te animas?
Retire poco a poco el azúcar del café.
La mayoría de la gente bebe, en promedio, tres tazas de café al día. Si añades un sobre de azúcar a esas tres tazas, ya has excedido la cantidad diaria recomendada. Si no puedes tomar café sin azúcar, no necesitas eliminarlo de raíz inmediatamente. Empieza añadiendo la mitad del sobre y aumenta gradualmente hasta 1/4, hasta que finalmente alcances un café sin azúcar.
Lea siempre las etiquetas de lo que compre.
Este es quizás el punto más importante de todo este artículo. Los estantes de los supermercados están llenos de productos que se anuncian como saludables y ligeros (galletas, yogures, barras de granola y cereales) y que están repletos de azúcar. Lee siempre las etiquetas de lo que metes en tu carrito de la compra.
Cambie el refresco por agua.
Una de las mayores fuentes de azúcar son las bebidas que consumimos en un abrir y cerrar de ojos. Los refrescos (incluso los etiquetados como " light ") están llenos de edulcorantes y saborizantes artificiales. Limítate a beber agua o té.
Elija alimentos naturalmente dulces.
Para sustituir esa barra de chocolate después de comer o ese paquete de galletas por la tarde, elige alimentos naturales que ya te resulten dulces. Los dátiles e higos secos son buenas opciones para una merienda, acompañados de nueces o almendras, por ejemplo.
Evite los carbohidratos refinados.
El pan blanco y la pasta que consumimos están llenos de azúcares disimulados. Opta por productos artesanales (en el caso del pan) y sustituye las versiones normales por integrales (en el caso de la pasta). La buena noticia es que no tienes que renunciar por completo al azúcar, ya que existen varias alternativas que puedes incluir en tu dieta: stevia, xilitol, azúcar de coco o miel.
