La ansiedad es un mecanismo cerebral que nos alerta ante situaciones adversas e inesperadas. En circunstancias normales, mejora nuestro rendimiento y nos ayuda a adaptarnos. Por lo tanto, podemos describir la ansiedad como una emoción sana y necesaria, ya que nos impulsa a reaccionar ante los problemas y la adversidad. En condiciones normales, la ansiedad puede percibirse como un estado de tensión que surge ante ciertas situaciones percibidas como amenazantes. Sin embargo, cuando es excesiva, puede tener el efecto contrario y simplemente paralizarnos. En estos casos, se vuelve patológica y requiere tratamiento.
Establecer el límite entre lo normal y lo patológico no es fácil, pero podemos establecer que ese límite se cruza cuando nos causa sufrimiento e interfiere significativamente en nuestra vida cotidiana.
La ansiedad provoca entonces una sensación de gran malestar físico y psicológico, junto con inseguridad, inquietud, angustia e incluso desesperación.
Síntomas predominantes:
Mareos, sensación de desmayo;
Temblores, inquietud y tensión muscular;
Sudoración (sudoración intensa);
Dificultad para respirar, sensación de ahogo o asfixia;
Taquicardia, frecuencia cardíaca acelerada;
Cambio en los patrones de sueño;
Dificultad para concentrarse;
Cambios gastrointestinales;
Cansancio y fatiga;
Irritabilidad y agresividad;
Miedo y preocupación excesivos.
Tipos comunes de ansiedad:
Fobias;
Trastorno obsesivo compulsivo;
Ataque de pánico;
Trastornos de estrés postraumático;
Ansiedad generalizada.
Consejos para lidiar con la ansiedad
VIVE EL PRESENTE.
¿Con qué frecuencia te encuentras pensando en un evento pasado o preocupándote por algo que podría suceder en el futuro? En ambas situaciones, no vives el momento presente ni eres consciente de lo que sucede aquí y ahora, y esto puede generar ansiedad. Cuando te des cuenta de que estás "fuera del presente", vuelve suavemente tu atención a lo que ves, escuchas o experimentas. La meditación consciente es una herramienta muy útil.
RESPIRAR.
La ansiedad provoca respiraciones cortas y entrecortadas. Al recuperar el control de la respiración, puedes, a la vez, calmar la mente. Respira profundamente varias veces, preferiblemente por la nariz, o aplica alguna de las diversas técnicas de respiración disponibles para enviarle a tu cerebro el mensaje de calma. La respiración será tu ancla para volver al presente y a la calma.
VIGILANCIA TUS PENSAMIENTOS.
Un síntoma muy común de ansiedad son los pensamientos intrusivos y negativos. Es importante ser consciente de ellos y, sin críticas ni juicios, intentar ver la situación desde una perspectiva diferente y positiva. Recuerda que quizás no puedas controlar ni cambiar la situación, pero sí puedes elegir cómo afrontarla.
HAGA EJERCICIOS FÍSICOS.
Hacer ejercicio ayuda a controlar la ansiedad porque aumenta la producción de serotonina, una sustancia que incrementa la sensación de placer. Elige una actividad que disfrutes y dedícate a ella. Si es al aire libre, ¡mucho mejor! Se ha demostrado que caminar y practicar yoga son muy beneficiosos para la ansiedad.
DUERME BIEN Y CUIDA TU DIETA.
Dormir bien y con un sueño reparador puede ser de gran ayuda en casos de ansiedad. Para lograrlo, es importante mantener una buena higiene del sueño minimizando las distracciones y las luces brillantes, manteniendo un ambiente acogedor en el dormitorio y evitando comidas copiosas antes de acostarse.
En cuanto a la nutrición, podemos consumir alimentos que sean fuentes de triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, como el plátano y el chocolate. Los tés también son excelentes aliados, ya que la mayoría contienen sustancias que actúan como sedantes suaves y pueden ayudar a controlar la ansiedad diaria. Las plantas más conocidas y estudiadas por este efecto son la pasiflora, la manzanilla y la valeriana.
PASA TIEMPO CON AQUELLOS QUE TE HACEN BIEN.
Estar con alguien que te haga sentir bien o realizar una actividad que disfrutes es muy importante, ya que estimula cuatro sustancias químicas naturales de nuestro cuerpo, a menudo denominadas el "cuarteto de la felicidad": endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina.
Busca tiempo para socializar con el debido cuidado, ya que el sentimiento de “pertenencia” es uno de los pilares del bienestar que nos hace sentir bien y satisfechos simplemente por estar rodeados de personas que nos agradan.
RECIBA TERAPIA.
No siempre es posible controlar los trastornos de ansiedad por cuenta propia, y la terapia es un gran aliado para mejorar la salud mental. En estos casos, una opción es la terapia cognitivo-conductual. Consultar con un psicólogo clínico es una de las mejores soluciones para aprender a controlar la ansiedad y cuidarse.
Este artículo es parte de una colaboración con Doctorino y fue escrito por el equipo editorial de la empresa.