Frenética y agitada. Así es nuestra vida diaria. ¿El resultado? La inevitabilidad de no poder llegar a todas partes, lo que lleva a que tareas, aficiones y placeres queden relegados a un segundo plano.
Nuestra lista de prioridades suele incluir la vida profesional, la familia y los compromisos sociales, lo que significa que, lamentablemente, en la inmensa mayoría de los casos, el bienestar personal y el tiempo dedicado exclusivamente a nosotras mismas y a nuestra belleza se descuidan por completo. Y en nuestra rutina de belleza diaria, la situación no es diferente. ¿Puedes negar que siempre (o casi siempre) terminas descuidando todo el cuidado que, en el fondo, sabes que necesitas? ¿No te saltas algún paso crucial?
¿Realmente necesitamos utilizar ambos tipos de crema?
Ya sea por falta de tiempo, ganas o incluso desconocimiento, a menudo nos limitamos a lo básico, sin darnos cuenta de que no le estamos dando a nuestra piel todo lo que necesita para respirar hidratación. La mayoría seguimos una rutina de belleza que consiste en aplicar una crema de día y limpiar el rostro antes de dormir. El problema es que solemos usar el mismo tratamiento por la mañana y por la noche.
Nuestra piel cambia constantemente, especialmente a medida que envejecemos. Por esta misma razón, sus necesidades cambian y se vuelven distintas a lo largo del día. Estas diferencias se acentúan y transforman con el paso del tiempo (el paso del tiempo está directamente relacionado con el nivel de regeneración epidérmica). Pero ¿por qué es tan importante usar una crema de día y una de noche?
La respuesta radica en que el rendimiento de las células de la piel cambia drásticamente por la noche. El proceso nocturno es el momento en que la piel se transforma y se redefine, por lo que es importante elegir una crema que maximice esta revitalización tan necesaria. Además, es crucial dormir lo suficiente, ya que es el momento perfecto para recibir los elementos que reparan la dermis. La microcirculación es mucho más activa por la noche, estimulando la producción celular. Por eso, los tratamientos nocturnos deben ser ricos en nutrientes y centrarse en la regeneración de la piel. Al fin y al cabo, es entonces cuando las defensas de la piel (consumidas a lo largo del día) reponen todos los agentes dañinos que atacan la salud de nuestra piel. ¿Vas a reconsiderar este paso en tu rutina de belleza?