Aunque es una sensación que dura solo unos instantes, el orgasmo es el punto culminante que muchas deseamos durante la relación sexual. La forma de alcanzarlo varía de una mujer a otra. Algunas lo alcanzan rápidamente; otras tardan más y requieren varias estimulaciones antes de la penetración.

Tener relaciones sexuales sin orgasmo es perfectamente normal, incluso si la relación es placentera. Sin embargo, cuando la ausencia de orgasmo se vuelve constante, podría tratarse de anorgasmia, un trastorno sexual muy común.

Este trastorno causa frustración e incluso problemas matrimoniales. A menudo se desarrolla debido a factores psicológicos como traumas, problemas personales, estrés , inseguridades o incluso presiones externas. Sin embargo, también puede estar asociado con el consumo de drogas y alcohol, entre otros factores. Enfermedades como la diabetes y la esclerosis múltiple, así como los traumatismos pélvicos, también pueden afectar la capacidad de alcanzar el máximo placer.

Tipos de anorgasmia

Hay cuatro tipos de anorgasmia:

Anorgasmia primaria: condición en la que la mujer nunca ha alcanzado el orgasmo;

Anorgasmia secundaria: es la dificultad para alcanzar el orgasmo, incluso cuando ya se ha conseguido en otros momentos;

Anorgasmia situacional: es la condición más común y sólo ocurre en ciertas situaciones y con ciertas parejas;

Anorgasmia absoluta: es la ausencia total de orgasmos.

Diagnóstico

Para una evaluación médica de la anorgasmia, el médico podría necesitar revisar su historial médico completo (historial sexual, quirúrgico y de relaciones). No permita que la vergüenza le impida dar respuestas honestas que puedan dar pistas sobre la causa del problema. También podría ser necesario un examen físico general para buscar causas físicas de la anorgasmia, como una afección médica.

Tratamiento

El tratamiento para la anorgasmia dependerá de la causa de los síntomas y puede incluir cambios en el estilo de vida, terapia y medicación. Para la mayoría de las mujeres, una parte fundamental del tratamiento consiste en abordar los problemas de pareja y el estrés cotidiano. Comprender el propio cuerpo y experimentar con diferentes tipos de estimulación sexual también puede ser útil, ya que es clave para lograr una mayor satisfacción sexual. La masturbación puede ayudarte a descubrir qué tipo de contacto te resulta más agradable y, en consecuencia, a alcanzar el orgasmo. Cambiar de postura sexual también puede ser una solución, como producir una mayor estimulación del clítoris durante la penetración vaginal, usar un vibrador o fantasear durante el sexo.

En algunas situaciones, la terapia de pareja puede ayudar a resolver conflictos de pareja que puedan estar impidiendo el orgasmo. De igual manera, la terapia sexual también puede ser beneficiosa, y esta suele incluir educación sexual, ayudando a mejorar la comunicación mediante ejercicios conductuales para realizar en casa.

Habla con tu pareja, prolonga la actividad sexual y explora otras emociones en la intimidad. Centrarse en el placer y no en el orgasmo puede ayudar.

Fuente: Fundación Mayo para la Educación e Investigación Médica